El universo no es más que libros que
Constituye una alternativa de expandir el alcance de los estudios literarios, incluyendo fenómenos que hasta poco tiempo atrás se consideraban como foráneos o marginales para el campo de la literatura.
La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible.
El concepto de cibertexto podría, entonces, abarcar desde las primeras pinturas rupestres hace miles de años, hasta los textos en línea que plagan Internet. Se enfoca a la organización del texto al examinar la influencia del medio como una parte integral del intercambio literario. En este sentido, se vuelve esencial reconocer que el cibertexto no es en sí mismo un género.
Una idea fundamental en el desarrollo de la teoría de la cibernética, y más específicamente del cibertexto, es la de retroalimentación o respuesta. La retroalimentación en un modelo autor-texto-lector puede considerarse como la información que va adquiriéndose a medida que se lee el texto y que posibilita su comprensión subsiguiente.
Al mismo tiempo, las diversas formas de articular y generar mensajes dentro de las perspectivas informáticas nos hablan de la relevancia del reemplazo de las técnicas materiales de escritura (moleculares), como la pluma o la imprenta, hacia el pleno uso de las tecnologías de la digitalización.
Según afirma Nicolás Nóbile, quizás el último acto en la historia de aquella escritura molecular, como paradigma de la escritura, pudo haberse dado a principios de la década de los 70, cuando los ingenieros de la empresa Intel trazaron manualmente los planos necesarios para diseñar la arquitectura de hardware de su primer microprocesador integrado.
Nació entonces el Intel 4004 y, con él, la escena de la escritura estaba llamada a transformarse irremediablemente. El grado de complejidad de los microprocesadores que siguieron dejaba irremediablemente atrás las anteriores técnicas manuales de proyección. A partir de ese momento, los ingenieros en vez de llenar infinitos tramos de papel se valieron de un programa computarizado de diseño asistido (Computer Assisted Design o CAD).
El salto vendría a ser irreversible. Inauguró un circuito de retroalimentación acumulativa entre la innovación y los usos de esta innovación, para, a su vez, generar nuevas tecnologías.
Las cuales no podían seguir siendo simples nuevas herramientas para ser aplicadas –como los instrumentos opto-electronicos de proyección que se mencionaron anteriormente– sino verdaderos procesos para ser desarrollados. En contraste con las herramientas de escritura existentes hasta entonces, los nuevos ingenios podían leer y escribir por sí solos, originando toda la ininterrumpida dinastía de las generaciones de chips subsiguientes.
A partir de esa mutación, desde esta profunda revolución, se hizo necesario “reinventar” los procesos de escritura, o bien la elaboración de puentes o “interfaces” para acercarse y traducir los recursos inéditos que se inauguraban para la expresión escrita. Así, el hipertexto pudo ser visto como una reedición de la nota al pie de página o el índice analítico; la Web una forma muy agónica de hacer zapping y el correo electrónico el redescubrimiento de la antigua estilística epistolar.
La Biblioteca existe ab aeterno. De esa verdad, cuyo colorario inmediato es la eternidad futura del mundo, ninguna mente razonable puede dudar.
1) Nicolás Nóbile, “Escritura electrónica y nuevas formas de subjetividad”. www.fundacionosde.com.ar/Fundacion_OSDE/ foro7.asp?strPagina=nobile
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