lunes, 2 de julio de 2007

POEMAS, Carolina Enríquez Arvizu,

DE NUEVO EN MI SOLEDAD

Despierto y miro, todo ha cambiado tristemente, y recuerdo amaneceres que cambian constantemente, y me duermo en la agonía de un suspiro, dulcemente, y la realidad es otra y la miro claramente.

Con el sol ante mis ojos,
y un cielo aterradoramente azul,
es que mis días se han ido todos,
tras recuerdos infiltrados.
Como sueña un sueño un niño,
como danza entre las olas mi destino,
como un velo que descubre mi camino,
como un día que se termina en un suspiro. Despierto pero no quiero despertar,
y los sueños que en mi mente han de pasar, yo quisiera se volvieran realidad, ¿o quizás sería mejor jamás despertar?

DULCE MUERTE

Sueño con penumbras que opacan el cristal, a través del cual te miro andar, como si flotaras en una nube celestial, y no sé si todo lo que hago es soñar.

Pálido rostro, translucido esquema,
eres tan sólo el reflejo que me queda,
eres en mi corazón llama que incendia,
a su vez tan suave como un suspiro, casi nada.
Pero de nuevo arremetes como una daga,
que me atraviesa el corazón y lo destroza, Y mi sangre se derrama, dulce muerte, Llévate este sufrimiento déjame solo, inerte.

Sombra de lo que fuiste por favor desaparece, que para mí si no estás no amanece, soy sombra entre las sombras, soy forma entre las formas, soy todo y soy nada.

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