Pasó ya mucho tiempo. Recuerdo aquel olor fresco en el patio mojado. Yo saltaba y jugueteaba con el aire, tocaba mi vestido rosa y pisaba una de las cintas que lo detenía.
Entraba y salía, revoloteando por toda la casa; agarraba piedras, tierra y hasta las probaba. La tierra sabía mejor seca que húmeda y la Siempreviva la trituraba, pero terminaba por escupirla.
Recuerdo una tina gris con agua; era un día nublado y de tarde, cuando mis hermanos y yo salimos a jugar al aire libre, nos causó frío, pero lo calmamos al meter nuestros pies en aquella tina. Tal vez estaba fría el agua, pero en ese momento la sentimos tibia. Después no recuerdo cuándo salimos de ahí, pero me enfermé del estomago, aunque mis hermanos y yo no nos resfriamos gracias a:
“Tibia”, el dispositivo perfecto para nadar a gusto en cualquier lugar.
Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno
Narración de la infancia enfocada a un producto
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