Terminó el funeral, ya se van a casa. Mamá es abrazada por Paco que la va consolando; ella trae de la mano a mi Padre, que camina con la cabeza hacia abajo. Gerardo viene atrás, camina lento. Nadie dice nada.
A lo lejos se despiden amigos que no veía desde hace mucho tiempo, otra vez juntos por mi causa. Nadie dice nada, ¡¿Por qué nadie habla?!
Al llegar a casa, Mamá se dirige al salón; se queda parada en la puerta, comienza a llorar al ver los peluches acomodados en los sillones, el escritorio, las hadas, la música. Pone play en la grabadora, escucha un poco del último disco que puse. Paco llega, la abraza, apaga la música, la luz, cierra la puerta, se la lleva de vuelta a la casa.
Ahí, en la sala, Paco sentado junto a la mesa sólo dice: “la quería mucho, aunque me molestaba, la quería”. Mamá, sentada junto a Papá en el sillón grande, baja a Dinky, que quería que lo acariciaran. Gerardo se enoja y lo corre junto con Bildup, bcon su típica frase: “sácate a la chingada”.
Dan las 10 de la noche en el reloj. Papá se despide argumentando que dejó a mi abuelo solo; lo acompaña Paco y Gerardo al carro. Cuando regresan, acompañan a Mamá al cuarto para que duerma. Ellos regresan a la sala, Gerardo pone música para desahogarse, esa es su forma de llorar. Paco sólo lo ve.
Y yo, ahí, con esa imagen me despido de ellos.
No sólo dejes tristeza
GNP, porque vivir es increíble
Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno
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