sábado, 26 de mayo de 2007




PARTICIPACIÓN CON SPENCER TUNICK - Ricardo Jesús Macedo Martínez, 20LDPV

Recuerdo que en el 2003 vi en el noticiero cómo Spencer Tunick convocaba a más de siete mil personas en Barcelona, para una sesión de fotográfica. Me llamó la atención su estilo de “arte”, algo radical. Mostraba de una forma diferente el cuerpo humano, pasando de ser personaje principal a una especie de textura humana en masa, con algo de estética y movimiento. Así es que me entró la idea de participar, aunque mi pudor (en ese tiempo) era mas grande que las ganas de posar.

Al momento de llegar la convocatoria a México, note (escuchando comentarios en diferentes lugar) que este llamado de Spencer Tunick las personas lo veían con morbo, más que como una forma de “arte”. Y, claro, me inscribí poniéndome de acuerdo con amigos de toda la vida; posiblemente no hubiera participado solo.

Aunque al principio sí me causaba un poco de temor estar desnudo frente a tantas personas, no me quería perder una oportunidad así: Este tipo de eventos no se repiten todos los días, tenía muchas ganas de ser parte de éste; aparte un poco por el afán de quedar plasmado en algo tan artístico y tener una anécdota que contarle a mis nietos.

Pero gané mas que eso: sentirse libre, ser igual que todas las personas que te rodeaban, sin prejuicios ni clase social (la equidad se respiraba): sólo ser unos títeres en la obra de Tunick y qué mejor que estando desnudos.

11 de mayo del 2007

SOBRE SPENCER TUNICK – Adrián De la rosa, 20LDPV

Bueno, comenzamos con decir que no yo fui a las fotografías que hasta hoy están en boca de todos. ¿Por qué no fui? Vaya pregunta, es porque… bueno, en realidad soy muy pero muy penoso, y además el hecho de estar desnudo frente a muchas personas y recostarte en el piso, no me agrada.

Esta opinión es en cuanto a mi personalidad; sin embargo, la idea que tuvo este fotógrafo a mi parecer fue muy “chida”, ya que la mayoría, si no es que todos, los que asistieron lo hicieron sin ningún tipo de morbo y esto lo hace mucho mas interesante. Ya que puede llegar a ser arte, esto por el entorno en que realizó la fotografías, la forma en que dirigió a esas casi 20,000 personas, y la fusión que tiene entre lo que es un desnudo en grandes dimensiones y un paisaje urbano.

CRÓNICA DE MI MUERTE (ANUNCIADA).- Profr. César Horacio Espinosa V.

“Se murió la cucaracha…” Pero, no, debía ser más serio. De hecho era cierto: ese que estaba allí, tieso y solemne, era él… Comenzaron a llegar: la tía Josefa, con su bolsa enorme de siempre, y su esposo Lucas, que no dejaba de serle simpático… Y los cuates del trabajo: Miguel, siempre tan ocurrente pero que no da golpe en serio, todo lo deja a medias; y Alberto, puras promesas y cuentos, pero eso sí, muy bueno en el dominó después de comer… Nunca le creí al médico cuando hablaba de bajar de peso, evitar los antojos, los chupes… Lo que más me puede es ella, Argelia, su dolor es real a pesar de tanto que renegaba de mí… “¡Pero no, no entiendes!, ¡vas a seguir así con los amigotes y las copitas!... Ya tuviste un aviso, en casa de tu hermano; se te pasaron las cucharadas y te dio el sofoco, te desmayaste… ¡Pero no aprendes!...” Así había sido: ¿de qué servía que fuera al ISSSTE, que me vieran los doctores y luego olvidara tomar las medicinas?... Y después los dolores esos, que empezaban como un piquete a medio pecho. Entonces comencé a tomar el serio el seguro que me ofrecieron en la oficina; pero siempre fue dejarlo para mañana, para la semana entrante… Y ahora, nada, aquí oliendo flores y velas mortuorias. Uno nunca aprende a tiempo, no se asegura a tiempo…

A tiempo…, a tiempo, a tiempo…

A tiempo tome su seguro:
La Buena Muerte


Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno

EL AMANTE – Mirna Martínez, 17LDPM

Ella, sentada sola en una banca fría del parque a media noche, llorando, con una caja de FEMY entre las manos; siempre vigilada, cualquier movimiento le era reclamado.

Ya no quería seguir así. Su amante le exigía usarlos, se veían a escondidas en un lugar cerca de la iglesia donde podían entrar y salir sin que lo notasen los guardianes de su amor.

Un día, él la convenció de huir lejos, pero sus planes se vieron frustrados cuando su padre les detuvo el paso. Ella dejó caer la caja de FEMY, su padre se alteró; disparó hacia su amante. Ella se atravesó y la bala penetró en su corazón. Su padre, deshecho, sólo pudo escuchar:


No importa nada, use FEMY...
FEMY, el preservativo femenino lubricado.


Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno

CRÓNICA DE MI MUERTE - Mirna Martínez, 17LDPM

Terminó el funeral, ya se van a casa. Mamá es abrazada por Paco que la va consolando; ella trae de la mano a mi Padre, que camina con la cabeza hacia abajo. Gerardo viene atrás, camina lento. Nadie dice nada.

A lo lejos se despiden amigos que no veía desde hace mucho tiempo, otra vez juntos por mi causa. Nadie dice nada, ¡¿Por qué nadie habla?!

Al llegar a casa, Mamá se dirige al salón; se queda parada en la puerta, comienza a llorar al ver los peluches acomodados en los sillones, el escritorio, las hadas, la música. Pone play en la grabadora, escucha un poco del último disco que puse. Paco llega, la abraza, apaga la música, la luz, cierra la puerta, se la lleva de vuelta a la casa.

Ahí, en la sala, Paco sentado junto a la mesa sólo dice: “la quería mucho, aunque me molestaba, la quería”. Mamá, sentada junto a Papá en el sillón grande, baja a Dinky, que quería que lo acariciaran. Gerardo se enoja y lo corre junto con Bildup, bcon su típica frase: “sácate a la chingada”.

Dan las 10 de la noche en el reloj. Papá se despide argumentando que dejó a mi abuelo solo; lo acompaña Paco y Gerardo al carro. Cuando regresan, acompañan a Mamá al cuarto para que duerma. Ellos regresan a la sala, Gerardo pone música para desahogarse, esa es su forma de llorar. Paco sólo lo ve.

Y yo, ahí, con esa imagen me despido de ellos.


No sólo dejes tristeza
GNP, porque vivir es increíble


Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno

ANÉCDOTA INVENTADA A TRAVÉS DE UN PERSONAJE - Paola Rebeca Alanis Arredondo, 17LDPM

Cuando estoy sentada me gusta encoger mis piernas o cruzar mis pies. Eso es porque cuando me portaba mal mi mamá me castigaba dejándome parada, y cuando me cansaba me sentaba así.

Y aún así me sigo sentando en el suelo y portándome mal porque sigo usando mis
Converse.


Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno

PRESERVATIVO FEMENINO FEMY - Paola Rebeca Alanis Arredondo, 17LDPM

Los campos verdes repletos de brillo eran invadidos por el sol; la brisa me arrastraba al rozar mi piel y acariciar mi cara con sus labios. Me llevaba al cielo que, a la vez, adormecían mis sentidos… Arder en sus fuertes llamas que no me quemaban; al contrario, me protegían del dolor y de aquella sublimación que sentía, deseando que no dejara de mencionar mi nombre:

-Sofía... Sofía...- rozando mi oído con su aguda voz, me sentía al fin como si pudiera correr en aquellos campos verdes con la misma libertad que en mi infancia...

“Olvídate de la preocupación, porque cuando estás segura disfrutas como debe ser:

“FEMY, el preservativo femenino lubricado que ya está a tu alcance”.


Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno

INFANCIA - Paola Rebeca Alanis Arredondo, 17LDPM

Pasó ya mucho tiempo. Recuerdo aquel olor fresco en el patio mojado. Yo saltaba y jugueteaba con el aire, tocaba mi vestido rosa y pisaba una de las cintas que lo detenía.

Entraba y salía, revoloteando por toda la casa; agarraba piedras, tierra y hasta las probaba. La tierra sabía mejor seca que húmeda y la Siempreviva la trituraba, pero terminaba por escupirla.

Recuerdo una tina gris con agua; era un día nublado y de tarde, cuando mis hermanos y yo salimos a jugar al aire libre, nos causó frío, pero lo calmamos al meter nuestros pies en aquella tina. Tal vez estaba fría el agua, pero en ese momento la sentimos tibia. Después no recuerdo cuándo salimos de ahí, pero me enfermé del estomago, aunque mis hermanos y yo no nos resfriamos gracias a:

“Tibia”, el dispositivo perfecto para nadar a gusto en cualquier lugar.

Ejercicio en el Diplomado en Creatividad Publicitaria Uno
Narración de la infancia enfocada a un producto

ACTITUD SINIESTRA - Paola Rebeca Alanis Arredondo

…Y desperté, de nuevo exaltado y deseando que no se repitiera, porque me sentía castigado, oprimido y con mucho frío. Pero, a final de cuentas, esto era imposible porque no podía escapar de la cruda realidad.

No recuerdo cuándo me empecé a sentir así, tampoco por qué, aunque mi vida no ha cambiado mucho desde entonces.


Todo comenzó una tarde, cuando empezó a llover, así que manejé hasta mi casa en donde me esperaba mi perro, Lencho; al principio no me gustaba dejarlo solo por tanto tiempo, pero no había otra opción. De regreso, esa tarde, tomé un atajo porque había mucho tráfico en la autopista. No tenía mucho de haber salido cuando se cruzó en mi camino una mujer joven con su perrito; le pregunté si la podía ayudar y me dijo que si la podía llevar a una desviación que estaba cerca de mi nueva casa. Le dije que sí y platicamos mucho, tanto que hasta perdí la noción del tiempo. Intercambiamos teléfonos y me emocioné tanto que se me olvidó en dónde había quedado su pequeña mascota.

Llegué muy feliz a casa y saludé a Lencho. Vi mucho tempo la tele, pero cuando me estaba quedando dormido, en un sillón, sonó el teléfono y era aquella nena, de nombre Jimena. Me dijo que donde la dejé tomó su carro y me había seguido y si le podía abrir la puerta sería perfecto. Y yo, como estaba muy emocionado, le dije que sí; así que tocaron el timbre y era ella. Cerró la puerta y recuerdo que Lencho no dejaba de ladrarle.

En fin, nos fuimos de inmediato a mi cuarto, yo quería la luz prendida pero ella quitó mis sensibles dedos del enchufe y me tiró en la cama… recuerdo que después desperté, todavía no amanecía y ella estaba sentada en la cama. Le dije que todavía faltaba más diversión y ella me dijo que para mí ya había sido mucha; sentí cómo se estremecía mi cuerpo al escuchar sus frías palabras. En eso, se dio vuelta y dejó ver en un rayo de luz su cara, que de hermosa se había vuelto arrugada, llena de verrugas, y qué decir de su espantoso cuerpo jorobado.

No sé qué pasó después. Sólo sé que a la mañana siguiente desperté y estaba convertido en un perro, pero Lencho estaba junto a mí, sólo que en el suelo. En eso, sentí la presencia de aquella mujerzuela tras mi espalda y voltee para correrla, sin pensar por qué no lo había hecho antes. Pero no estaba: sólo su presencia, que tal vez me seguirá siempre que salga el sol.

17LDPM
25/octubre/2005